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Contradicciones en el discurso pro-minero: Rosa María Palacios y la palabra empeñada

Publicado: 2015-05-13

Un reciente artículo de Rosa María Palacios contiene una contradicción notable: afirma en el mismo texto que los Presidentes no deben mentir pero que Humala hace lo correcto al romper su palabra respecto al proyecto Tía María. Presumiblemente, también considera que ha sido correcto romper su palabra respecto al proyecto Conga en Cajamarca.

De un lado RMP considera que mentir está mal porque acaba con la confianza que es la base de las relaciones interpersonales y sociales, y también de la economía y la política. Efectivamente, en sociedad la confianza es un bien público que hay que cuidar y mucho. Las promesas, decía Hannah Arendt, son el antídoto frente al carácter impredecible de la acción humana y la inconsecuencia de las personas. No podemos garantizar a ciencia cierta lo que haremos o seremos en el mañana, en primer lugar porque somos seres cambiantes y no tenemos control absoluto de nuestro ser y actuar. En segundo lugar, porque nuestras acciones están entrelazadas con las de otras personas y dependemos de ellas para concretar lo que queremos. Frente a la incertidumbre y la contingencia tenemos la capacidad de hacer promesas y establecer pactos, que sólo existen si todos creemos que las promesas se cumplirán, si podemos confiar en lo que prometen las personas. 

Las relaciones amorosas, familiares y amicales se sostienen en promesas y pactos interpersonales que dependen totalmente de la confianza mutua. Las relaciones sociales entre personas que no se conocen e interactúan en el espacio público también se sostienen en la confianza de que todas y todos se comportan respetando las normas de convivencia social. No nos defendemos a priori de quienes no conocemos, confiamos en que compartimos un compromiso con un tácito pacto social. En la economía la confianza es fundamental. La economía de mercado por ejemplo requiere que la gente confíe en la capacidad del sistema de redistribuir los bienes producto del intercambio, y que apueste cada día por ser parte de ese intercambio con su dinero y sus bienes. Cuando la confianza en la dinámica del sistema y en el comportamiento de los actores económicos se rompe peligra el sistema completo. Esto fue muy claro durante la crisis financiera internacional producida por corporaciones financieras corruptas que literalmente quebraron a millones de personas y familias en los EEUU. La primera reacción del gobierno dirigida a controlar la crisis fue desarrollar un discurso que se orientó con fuerza a recuperar "la confianza" y la "fe" en la economía de libre-mercado, aunque en la práctica el Estado intervino con una mano gigantesca para rescatar a los criminales, con dinero de la ciudadanía.

Y en política, claro está, la confianza es también fundamental, pero es entre nosotros un bien cada vez más escaso, lo que envilece sobremanera nuestra política. Dice RMP sobre la confianza y los políticos:

"¿Son los políticos en general, gente de palabra? La respuesta es un rotundo no. ¿Por qué se produce este desfase entre lo que se dice y se hace? Porque para el político la verdad no es su primera prioridad. Lo primero, para un político, es ganar las elecciones a cualquier costo. Y esto implica decirle a cada elector lo que quiere escuchar en el momento en que quiere escucharlo. Es decir, mentirle. En el Perú, un político que dice la verdad y se compromete con ella va camino al fracaso."

Anota RMP que hay un círculo vicioso en nuestra sociedad pues no solo tenemos políticos que mienten sino electores que esperan mentiras. Pone como ejemplo a Vargas Llosa y considera que perdió la elección por decir la verdad respecto al shock económico. Yo me empiezo a preocupar cuando cita a renglón seguido como ejemplo de políticos honestos de otros tiempos a Víctor Raúl Haya de la Torre (¿olvidando quizás la alianza APRA-UNO?) y Luis Bedoya Reyes (¿quién excusó a su hijo por recibir dinero de Montesinos diciendo que era un pecado y no un delito?). Ejemplos cuestionables y olvidos memorables en su lista: no aparecen José Carlos Mariátegui, Henry Pease, Javier Diez Canseco, o Fernando Belaúnde. ¿Memoria selectiva en base a criterios ideológicos?

De otro lado, la lideresa de opinión considera que cuando Humala prometió defender la causa de los agricultores de Cocachacra contra Tía María y dijo que los presidentes mentirosos debían ser vacados en el 2011, se equivocaba:

"Humala se encuentra hoy, como tantos ex Presidentes en el mismo problema. 'Agua, si [sic], oro no' lo persigue hasta hoy. Sus promesas en Cocachacra respecto a Tía María (acompañado de la Presidenta del Congreso, Ana María Solórzano, candidata por Arequipa en la campaña del 2011) lo atan a una palabra que empeño [sic] mal, sólo para darle el gusto a la turba y conseguir votos. Hoy esas imágenes lo persiguen, aún cuando él quiera darles el contexto de un EIA ambiental muy diferente al aprobado hoy."

Los agricultores de Cocachacra son "una turba". La promesa es una "palabra que empeñó mal". La demanda de "Agua sí, oro no" se asume inviable y se pasa por encima; simplemente se la descarta como una "imagen" que "persigue" al político, implicando un símil que asocia la imagen con algo falso y contrapuesto a una supuesta verdad de carácter científico, un "EIA". Acusa así a los opositores del proyecto de Tía María de estar ideologizados, pero no considera que su propio discurso pro-minero está también ideologizado. Y desestima sin más el reclamo de que se cumpla con la palabra empeñada en este caso. Reclama honestidad en los políticos pero justifica que Humala rompa su promesa.

Para RMP sólo algunas voces y algunos discursos son ciertos o verdaderos, los discursos antagónicos son vistos como mentiras o falsas verdades. Para ella quienes dicen “mina sí” no tienen una opinión sino que dicen la verdad. Quienes dicen “mina no” tienen un pensamiento ilógico o falso. En su discurso los agricultores no tienen el status de gente racional, su posición es estigmatizada como “ideologizada” (falsa verdad) y descartada de plano sin análisis ni respuesta argumentada, mientras que el discurso pro-minero es elevado a la categoría de verdad científica e indiscutible. Así se evita por todos los medios discutir por qué, dónde, con quiénes, cuándo y cómo "mina sí". Su opción ideológica está a la base de la contradicción en su discurso moralizante.

En las últimas semanas el discurso pro-minero no solo afirma rotunda y genéricamente “mina sí” sino que ha añadido el “como sea”. Esto último es gravísimo y viene reforzándose en la prensa y los medios en el discurso político de “líderes de opinión” absolutamente parcializados con la empresa minera que reclaman cada vez en voz más alta la suspensión desembozada de los derechos fundamentales de una democracia. Las acusaciones de terrorismo empezaron temprano y sólo han hecho que crezca la indignación contra el gobierno. La policía brutalmente violenta y con actuaciones completamente fuera de la ley que tienen impunidad convirtió esa indignación en rabia. La rabia hizo que se multiplicara la violencia. Y las voces pro-mineras gritaron mas alto pidiendo militarización y bala. Y ahora que ya lograron una irregular militarización, que sin embargo no acaba con la protesta, reclaman que se consume la mentira, con desparpajo.

El discurso pro-minero arrecia en estos días y pone de manifiesto su carácter autoritario y anti-democrático. El artículo de RMP no es por cierto el más autoritario o violentista pero sí es uno de los que revela con mayor claridad el filo ideológico del discurso pro-minero que se pretende “ético”. Al estar de acuerdo con que Humala rompa su promesa termina demostrándonos que su prioridad, como en el caso de los políticos que critica, no es la verdad. La prioridad de RMP es afirmar la “verdad” y la superioridad moral del discurso pro-minero. Así se sostenga sobre la mentira.


Escrito por

Carmen Ilizarbe

Me gusta pensar en las intersecciones que hay entre política y cultura, y sus muchas ramificaciones.


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Por las ramas

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